Han pasado casi 20 años, pero el asesinato del jesuita Ignacio Ellacuría y otras siete personas, uno de los episodios más terribles de la cruenta guerra civil en El Salvador, sigue impune.
Como decía Segundo Montes, no es tiempo para cantar victoria, pero tampoco para la desesperanza... hay que seguir luchando con una chispita en los ojos y en el corazón. Abrazos
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Como decía Segundo Montes, no es tiempo para cantar victoria, pero tampoco para la desesperanza... hay que seguir luchando con una chispita en los ojos y en el corazón.
Abrazos
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